sábado, 28 de abril de 2012
Manicomio. Un poema de Muñecas recortables.
MANICOMIO
La carretera nacional antiguamente
bordeaba el manicomio:
Un edificio gris
con una torre al lado
en forma de pirámide.
En mi asombro infantil imaginaba
-aunque nunca lo vi-
que los internos,
observados de cerca por sus médicos,
eran instados a trepar
para medir
su grado de locura
según el punto de altitud
que hubieran alcanzado.
Hoy hay una autovía
que circunvala el horror,
y el edificio
-transformado en psiquiátrico-
queda muy lejos de nuestras miradas.
Ya no hay locos tampoco.
Sólo estamos
quienes sufrimos trastornos psicológicos,
dormimos cada noche en nuestra cama,
soñamos
con trepar
a lo más alto
de la más alta torre
y quedarnos allí,
en el lugar exacto
donde el descenso resulte ya imposible.
jueves, 26 de abril de 2012
Dos poemas de David González, de su nuevo libro "No hay tiempo para libros"
TRINIDAD POÉTICA
la poesía
es
el vaso:
el agua
que contiene
el vaso:
y la gota
que colma
ese vaso
y rompe
la presa
CONTRA LAS CUERDAS
no
arrojes
nunca
la toalla:
no la arrojes nunca:
luego
tendrás
que agacharte
a recogerla:
la poesía
es
el vaso:
el agua
que contiene
el vaso:
y la gota
que colma
ese vaso
y rompe
la presa
CONTRA LAS CUERDAS
no
arrojes
nunca
la toalla:
no la arrojes nunca:
luego
tendrás
que agacharte
a recogerla:
martes, 24 de abril de 2012
Escena rescatada. Poema inédito.
ESCENA RESCATADA
Tumbona negra sobre fondo negro.
Miscelánea de voces que se mezclan
con el aroma de las Madreselvas.
Quizá un perro que ladra
-tal vez no-
Quizá el motor de un coche
que se aleja.
Y una playa gritando de silencio.
Nadie más hay que pueda sumergirse
en las distintas texturas
y colores de la escena relatada.
Sucedió.
Como suceden los días
que son intercambiables
y acaban disolviéndose
un instante después de haberlos respirado.
Al cabo, sólo un hilo invisible
los separa del sueño.
Sucedió.
En mi memoria sola está.
Y en ocasiones sigue sucediendo.
domingo, 22 de abril de 2012
Un soneto de William Shakespeare
Cuando haya muerto, llórame tan sólo
mientras escuches la campana triste,
anunciadora al mundo de mi fuga
del mundo vil hacia el gusano infame.
Y no evoques, si lees esta rima,
la mano que la escribe, pues te quiero
tanto que hasta tu olvido prefiriera
a saber que te amarga mi memoria.
Pero si acaso miras estos versos
cuando del barro nada me separe,
ni siquiera mi pobre nombre digas
y que tu amor conmigo se marchite,
para que el sabio en tu llorar no indague
y se burle de ti por el ausente.
W. SHAKESPEARE
Versión de Manuel Mujica Láinez
Versión de Manuel Mujica Láinez
sábado, 21 de abril de 2012
Un poema de Emily Dickinson
¡Cuántas flores mueren en el bosque
o se marchitan en la colina
sin el privilegio de saber
que son hermosas!
¡Cuántas entregan su anónima semilla
a una brisa cualquiera,
ignorantes del cargamento escarlata
que a otros ojos lleva!
EMILY DICKINSON
o se marchitan en la colina
sin el privilegio de saber
que son hermosas!
¡Cuántas entregan su anónima semilla
a una brisa cualquiera,
ignorantes del cargamento escarlata
que a otros ojos lleva!
EMILY DICKINSON
lunes, 16 de abril de 2012
El día que cumplí dieciocho años. Un poema de "Muñecas recortables"
EL DÍA QUE CUMPLÍ DIECIOCHO AÑOS
La voz no te salía,
enredada entre las gomas de la sonda
y el dolor de la desesperanza,
remendado tantas veces en tu piel.
Una aguja de silencio atormentado
te atravesaba el brazo.
Pero aquella mañana
todas las enfermeras de la planta
supieron de tus labios
que ese día
yo acababa de estrenar dieciocho años
y un reloj de pulsera.
Supieron del orgullo y la ternura
que encharcaban tus ojos
más allá de temores y agonías.
Y yo también lo supe.
viernes, 13 de abril de 2012
Las aguas bajan cada vez más revueltas, de José Antonio Llamas
LAS AGUAS BAJAN CADA VEZ MÁS REVUELTAS
De un tiempo a esta parte
andamos todos ateridos. Desde el último
grito que se oyó.
Nos venimos repitiendo que no daremos más vueltas
con los ojos vendados. Que no nos taparemos
con nuestros viejos abrigos. Que nadaremos
hasta la orilla de algún amor.
De un tiempo acá vamos quedándonos
en la puerta, viendo el río que baja
cada vez más crecido
arrastrando las raíces y los viejos arcones.
Y el agua crece cada vez más, cada vez más,
arrastrando a los que fueron enemigos
y a los que nos amaron.
De un tiempo acá,
desde que estamos mucho más solos.
JOSÉ ANTONIO LLAMAS
De un tiempo a esta parte
andamos todos ateridos. Desde el último
grito que se oyó.
Nos venimos repitiendo que no daremos más vueltas
con los ojos vendados. Que no nos taparemos
con nuestros viejos abrigos. Que nadaremos
hasta la orilla de algún amor.
De un tiempo acá vamos quedándonos
en la puerta, viendo el río que baja
cada vez más crecido
arrastrando las raíces y los viejos arcones.
Y el agua crece cada vez más, cada vez más,
arrastrando a los que fueron enemigos
y a los que nos amaron.
De un tiempo acá,
desde que estamos mucho más solos.
JOSÉ ANTONIO LLAMAS
jueves, 5 de abril de 2012
Bajo una pequeña estrella, un poema de Wislawa Szymborska
BAJO UNA PEQUEÑA ESTRELLA
Que me disculpe la coincidencia por llamarla necesidad.
Que me disculpe la necesidad, si a pesar de ello me equivoco.
Que no se enoje la felicidad por considerarla mía.
Que me olviden los muertos que apenas si brillan en la memoria.
Que me disculpe el tiempo por el mucho mundo pasado
por alto a cada segundo.
Que me disculpe mi viejo amor por considerar al nuevo
el primero.
Perdonadme, guerras lejanas, por traer flores a casa.
Perdonadme, heridas abiertas, por pincharme en el dedo.
Que me disculpen los que claman desde el abismo el disco
de un minué.
Que me disculpe la gente en las estaciones por el sueño
a las cinco de la mañana.
Perdóname, esperanza acosada, por reírme a veces.
Perdonadme, desiertos, por no correr con una cuchara de agua.
Y tú, gavilán, hace años el mismo, en esta misma jaula,
inmóvil mirando fijamente el mismo punto siempre,
absuélveme, aunque fueras un ave disecada.
Que me disculpe el árbol talado por las cuatro patas de la mesa.
Que me disculpen las grandes preguntas por las pequeñas
respuestas.
Verdad, no me prestes demasiada atención.
Solemnidad, sé magnánima conmigo.
Soporta, misterio de la existencia, que arranque hilos de tu cola.
No me acuses, alma, de poseerte pocas veces.
Que me perdone todo por no poder estar en todas partes.
Que me perdonen todos por no saber ser cada uno de ellos,
cada una de ellas.
Sé que mientras viva nada me justifica
porque yo misma me lo impido.
Habla, no me tomes a mal que tome prestadas palabras patéticas
y que me esfuerce después para que parezcan ligeras.
WISLAWA SZYMBORSKA
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