PAISAJES DEL AMOR Y DE LA MUERTE
En todos los lugares donde nunca estuvimos
nos precedieron siempre
la muerte y el amor.
Llegaron mucho antes a la cita,
como una amante dócil
que prepara las sábanas o afila los cuchillos
y se sienta a esperar. Con su paciencia
de novia tejedora, siempre llegan
primero, y nos esperan mientras tejen
ese traje improbable, de deseo o de sombras,
que quizá nos pondremos.
A veces, sin embargo, al lugar de esa cita
antes que el cuerpo llega la memoria
y por eso después, inexplicablemente,
recordamos. Por eso
sentimos la nostalgia de esas calles que nunca
recorrimos sin prisa;
o el roce fantasmal de aquel abrazo
que jamás se hizo carne.
A veces llega antes la memoria.
Por eso recordamos heridas que no sangran
o besos nunca dados
en aquella improbable geografía
donde estuvo esperándonos la muerte o donde pudo
suceder el amor.
PEDRO A. GONZÁLEZ MORENO
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