viernes, 28 de septiembre de 2012

Un poema de Julio Cortázar

ENCARGO

No me des tregua, no me perdones nunca.
Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel sea tú que
vuelves.
¡No me dejes dormir, no me des paz!
Entonces ganaré mi reino,
naceré lentamente.
No me pierdas como una música fácil, no seas caricia ni
guante;
tállame como un sílex, desespérame.
Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu pelo. Dálos.
Ven a mí con tu cólera seca de fósforos y escamas.
Grita. Vomítame arena en la boca, rómpeme las fauces.
No me importa ignorarte en pleno día,
saber que juegas cara al sol y al hombre.
Compártelo.


Yo te pido la cruel ceremonia del tajo,
lo que nadie te pide: las espinas
hasta el hueso. Arráncame esta cara infame,
oblígame a gritar al fin mi verdadero nombre.

JULIO CORTÁZAR


miércoles, 26 de septiembre de 2012

Un poema De Oliverio Girondo

DICOTOMÍA INCRUENTA

Siempre llega mi mano
más tarde que otra mano que se mezcla a la mía
y forman una mano.

Cuando voy a sentarme
advierto que mi cuerpo
se sienta en otro cuerpo que acaba de sentarse
adonde yo me siento.

Y en el preciso instante
de entrar en una casa,
descubro que ya estaba
antes de haber llegado.

Por eso es muy posible que no asista a mi entierro,
y que mientras me rieguen de lugares comunes,
ya me encuentre en la tumba,
vestido de esqueleto,
bostezando los tópicos y los llantos fingidos.

OLIVERIO GIRONDO


lunes, 24 de septiembre de 2012

Un poema de Yehuda Amijai

La tarde se tumba a lo largo del horizonte y dona sangre.
Una bandada de pájaros sube como vapor negro.

El amor es un depósito de bondad y mimos,
como graneros y estanques en tiempo de miseria.

Un niño se sienta solo  en su cama,
su reino es un reino por todos los siglos.

La gente rodea su casa con una tapia
para que su esperanza no sea en vano.

En una habitación blanca y cerrada, una mujer
decide dejarse crecer el pelo.

La tierra está vuelta al encuentro de la semilla.
Una instalación militar  secreta surge en la oscuridad.

YEHUDA AMIJAI


sábado, 22 de septiembre de 2012

Un poema de julio Llamazares

HAY RACIMOS DE SOLEDAD EN TUS MANOS

Hay racimos de soledad en tus manos, desposesiones más antiguas
que la sangre.

Huyen los años de tus ojos como bandadas de cometas por las plazas maduras.
(Sólo quedan los bueyes rumiando su tristeza.)

Has conocido, entre gavillas de silencio, el sabor amarillo de mis pasos,
el humo indescifrable de las brasas sin tiempo.

Nunca mi lejanía se amasó con barro, pero puse en tu boca las yemas más
quemadas y los besos más lentos. Nunca mi lejanía se espesó hasta tu cuerpo.

Como una fuente vieja, azul desde su olvido, arrinconaste el miedo
en arcas inviolables.

Ni siquiera el dolor estalla entre tus labios. Ni siquiera la antigua,
la salada tristeza de mis besos.

JULIO LLAMAZARES


viernes, 21 de septiembre de 2012

Un poema de Joan Margarit

FAROS EN LA NOCHE

Intento seducirte en el pasado.
Las manos al volante y esta luz
de club nocturno del tablier me dejan
-fantasía invernal- bailar contigo.
Detrás de mí, igual que un gran camión,
el mañana hace ráfagas de luces.
No lo conduce nadie y me adelanta,
pero ahora tú y yo viajamos juntos
y el coche puede ser el dos caballos
de los años sesenta hacia París.
"Je ne regrette rien" canta Edith Piaf.
Bajo la ventanilla, entra la noche
fria de la autopista, y el pasado
se aproxima de cara, velozmente:
cruza y me ciega sin bajar las luces.

JOAN MARGARIT


jueves, 20 de septiembre de 2012

Un poema de Paul Celan

CORONA

En mi mano el otoño come su hoja: somos amigos.
Extraemos el tiempo de las nueces y le enseñamos a caminar:
regresa el tiempo a la nuez.

En el espejo es domingo,
en el sueño se duerme,
la boca dice la verdad.

Mi ojo asciende al sexo de la amada:
nos miramos,
nos decimos palabras oscuras,
nos amamos como se aman amapola y memoria,
nos dormimos como el vino en los cuencos,
como el mar en el rayo sangriento de la luna.

Nos mantenemos abrazados en la ventana, nos ven desde la calle:
tiempo es de que se sepa,
tiempo es de que la piedra pueda florecer,
de que en la inquietud palpite un corazón.
Tiempo es de que sea tiempo.

Es tiempo.

PAUL CELAN
Versión de José Ángel Valente


miércoles, 19 de septiembre de 2012

Un poema de Sylvia Plath

PAPI

Ya no, ya no,
ya no me sirves, zapato negro,
en el cual he vivido como un pie
durante treinta años, pobre y blanca,
sin atreverme apenas a respirar o hacer achís.

Papi: he tenido que matarte.
Te moriste antes de que me diera tiempo…
Pesado como el mármol, bolsa llena de Dios,
lívida estatua con un dedo del pie gris,
del tamaño de una foca de San Francisco.

Y la cabeza en el Atlántico extravagante
en que se vierte el verde legumbre sobre el azul
en aguas del hermoso Nauset.
Solía rezar para recuperarte.
Ach, du.

En la lengua alemana, en la localidad polaca
apisonada por el rodillo
de guerras y más guerras.
Pero el nombre del pueblo es corriente.
Mi amigo polaco

dice que hay una o dos docenas.
De modo que nunca supe distinguir dónde
pusiste tu pie, tus raíces:
nunca me pude dirigir a ti.
La lengua se me pegaba a la mandíbula.

Se me pegaba a un cepo de alambre de púas.
Ich, ich, ich, ich,
apenas lograba hablar:
Creía verte en todos los alemanes.
Y el lenguaje obsceno,

una locomotora, una locomotora
que me apartaba con desdén, como a un judío.
Judío que va hacia Dachau, Auschwitz, Belsen.
Empecé a hablar como los judíos.
Creo que podría ser judía yo misma.

Las nieves del Tirol, la clara cerveza de Viena,
no son ni muy puras ni muy auténticas.
Con mi abuela gitana y mi suerte rara
y mis naipes de Tarot, y mis naipes de Tarot,
podría ser algo judía.

Siempre te tuve miedo,
con tu Luftwaffe, tu jerga pomposa
y tu recortado bigote
y tus ojos arios, azul brillante.
Hombre-panzer, hombre-panzer: oh Tú...

No Dios, sino un esvástica
tan negra, que por ella no hay cielo que se abra paso.
Cada mujer adora a un fascista,
con la bota en la cara; el bruto,
el bruto corazón de un bruto como tú.

Estás de pie junto a la pizarra, papi,
en el retrato tuyo que tengo,
un hoyo en la barbilla en lugar de en el pie,
pero no por ello menos diablo, no menos
el hombre negro que
me partió de un mordisco el bonito corazón en dos.
Tenía yo diez años cuando te enterraron.
A los veinte traté de morir
para volver, volver, volver a ti.
Supuse que con los huesos bastaría.

Pero me sacaron de la tumba,
y me recompusieron con pegamento.
Y entonces supe lo que había que hacer.

Saqué de ti un modelo,
un hombre de negro con aire de Meinkampf,

e inclinación al potro y al garrote.
Y dije sí quiero, sí quiero.
De modo, papi, que por fin he terminado.
El teléfono negro está desconectado de raíz,
las voces no logran que críe lombrices.

Si ya he matado a un hombre, que sean dos:
el vampiro que dijo ser tú
y me estuvo bebiendo la sangre durante un año,
siete años, si quieres saberlo.
Ya puedes descansar, papi.

Hay una estaca en tu negro y grasiento corazón,
y a la gente del pueblo nunca le gustaste.
Bailan y patalean encima de ti.
Siempre supieron que eras tú.
Papi, papi, hijo de puta, estoy acabada.

SYLVIA PLATH


martes, 18 de septiembre de 2012

Un poema de Isabel Bono

Siempre tuve deseos de ser hombre
gato adoquín insecto obra maestra

madera de violín partitura
lienzo pincel amarillo de cadmio

campo de trigo con o sin cuervos
cristal de sal nuez moscada
higuera tronco de olivo
saco de algarrobas

el azul de los témpanos
la lluvia
el mar rojo
toda tu sangre

serlo todo a la vez
y recordarlo

ISABEL BONO



lunes, 17 de septiembre de 2012

Un poema de Luis Miguel Rabanal

MUCHEDUMBRES

Las palabras no describen el pesar
que nos aterra, es como si quisiesen descubrir
lejos de nosotros nuestra desmesura, así
nos hallamos un atardecer
ante el espejo que no refleja sino la sombra
de una sombra que bien podría asemejarse
a esto que ahora podría ser que somos,
un cuerpo aborrecible
o el envoltorio desempolvado de un tapir.
Ya ves que desde un principio
se desvanecen tus euforias por momentos
de miserias, no en vano dilucidas
escenas donde el temblor consideraba
ser menos cortés
que carterista, que loco cómitre en la niebla.
Cada vez que se asoma a la terraza
el rencor, cada vez que mira
bajo su desnudez y confirma que hay pus
y secretos, y techados de lata y una lluvia
formidable como la enfermedad que extrañas,
algo se trastorna de súbito.
Por supuesto, también hoy se manifiestan
los cobardes,
banderas y alaridos igual que cada sábado,
grAznar minuciosamente:
suyo será el reino de los cienos,
son hermanos de sangre de la barbaridad,
ya sabes, lo que a ti
más te divierte cuando los oyes gritar
viva cristo rey, viva la hostia puta.
Por eso decía que las palabras transcurren
conforme a tu desolación, se acercan a tu cuello
y te arañan cual muchacha, sí, sí, encantadora.

LUIS MIGUEL RABANAL


domingo, 16 de septiembre de 2012

Un poema de Agustín Delgado. In memoriam.



OTRA VEZ MÁS

Siempre quedan los papeles llenos de metralla
encima de alguna mesa.
Pero más triste es morirse de hambre
y sin chaqueta y lejos de la patria.

Por eso hoy, Antonio Machado,
rasgo todos los versos,
todos los discursos de después de la comida
y me quedo en mi cuarto
mirando hacia afuera, mientras sigue la lluvia.

Por eso y porque es febrero,
tantas veces cuajado de nieve
pero tan pocas de copos de libertad.

Y porque el Volga
se deshiela a estas horas y en el Mediterráneo
llamean las aguas que te vieron morir.

Y también
por los dos versos
que encontraron en tu bolsillo y que dicen:
“estos días azules
y este sol de la infancia”.

Por sobre todo, padre mío,
porque estoy desnudo como los hijos de la mar.

AGUSTÍN DELGADO




viernes, 14 de septiembre de 2012

Dos poemas de Adam Zagajewski

YO NO ESTABA EN ESTE POEMA

Yo no estaba en este poema,
sólo había un charco puro y brillante,
pequeño ojo de lagartija, el viento
y la música de una armónica
que no se había pegado a mis labios.

***

LO QUE PASÓ

Lo que pasó había pasado antes.
Cuatro toneladas an las lágrimas secas
entre las hojas del herbolario.
Lo que pasó, se quedará con nosotros,
y crecerá y disminuirá.

Pero nosotros tenemos que vivir,
dice un castaño casi enmohecido.
Nosotros tenemos que vivir,
canta la langosta,
nosotros tenemos que vivir,
murmura el verdugo.

ADAM ZAGAJEWSKI

I

jueves, 13 de septiembre de 2012

Un poema de Juan Gelman, premio Leteo de este año

ORACIÓN DE UN DESOCUPADO

Padre,
desde los cielos bájate, he olvidado
las oraciones que me enseñó la abuela,
pobrecita, ella reposa ahora,
no tiene que lavar, limpiar, no tiene
que preocuparse andando el día por la ropa,
no tiene que velar la noche, pena y pena,
rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente.

Desde los cielos bájate, si estás, bájate entonces,
que me muero de hambre en esta esquina,
que no sé de qué sirve haber nacido,
que me miro las manos rechazadas,
que no hay trabajo, no hay,
bájate un poco, contempla
esto que soy, este zapato roto,
esta angustia, este estómago vacío,
esta ciudad sin pan para mis dientes, la fiebre
cavándome la carne,
este dormir así,
bajo la lluvia, castigado por el frío, perseguido
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
tócame el alma, mírame
el corazón,!
yo no robé, no asesiné, fui niño
y en cambio me golpean y golpean,
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
si estás, que busco
resignación en mí y no tengo y voy
a agarrarme la rabia y a afilarla
para pegar y voy
a gritar a sangre en cuello

JUAN GELMAN


martes, 11 de septiembre de 2012

Sed, poema inédito



SED

A veces sólo está la sed desnuda
 calándote los huesos.
 Y un plato con las sobras de la cena.

A veces es de noche todo el día.
 Te despiertas a ciegas,
 buscando una ventana
 y rompes los cristales creyendo que estás vivo,
 que están vivas las nubes
 y el viento que las mueve,
 pero sólo hay paredes
 conteniendo el empuje de las luces del alba.

A veces las palabras
 no son más que esqueletos desmayados,
 que no sirven sino para escupir
 en el suelo inestable que apenas te sujeta.

A veces te recuerdo
 en medio de esta ausencia inacabable.

Y me falla la vida. 


lunes, 10 de septiembre de 2012

Un poema de Carmen Jodra

OREMOS

Líbranos de la pena porque ella
destroza el corazón larvadamente
y trae sombra a los ojos de los niños.

Líbranos de la dicha porque a ella
le siguen siempre penas que la hacen
aún más amarga que las penas mismas.

Líbranos del dolor que nos reduce
a tristes bestias de ojos humillados
que sólo buscan un rincón caliente.

Líbranos del placer que nos obliga
a creer que este mundo es dulce y bueno
justo hasta que salimos del encanto.

Líbranos del mal hado y la pobreza
que nos azotan con mano invisible
hasta que maldecimos nuestros nombres.

Líbranos del buen hado y la abundancia
que vierten la ponzoña gris del tedio
en la copa de oro del cinismo.

CARMEN JODRA

viernes, 7 de septiembre de 2012

Un poema de Luis García Montero

CANCIÓN 19 HORAS

¿Quién habla del amor? Yo tengo frío
y quiero ser diciembre.

Quiero llegar a un bosque apenas sensitivo,
hasta la maquinaria del corazón sin saldo.
Yo quiero ser diciembre.

Dormir
en la noche sin vida,
en la vida sin sueños,
en los tranquilizados sueños que desembocan
al río del olvido.

Hay ciudades que son fotografías
nocturnas de ciudades.
Yo quiero ser diciembre.

Para vivir al norte de un amor sucedido,
bajo el beso sin labios de hace ya mucho tiempo,
yo quiero ser diciembre.

Como el cadáver blanco de los ríos,
como los minerales del invierno,
yo quiero ser diciembre.

LUIS GARCÍA MONTERO



miércoles, 5 de septiembre de 2012

Un poema de A. Gamoneda

Sábana negra en la misericordia:
Tu lengua en un idioma ensangrentado.

Sábana aún en la sustancia enferma,
la que llora en tu boca y en la mía
y, atravesando dulcemente llagas,
ata mis huesos a tus huesos humanos.

No mueras más en mí, sal de mi lengua.
Dame la mano para entrar en la nieve.

ANTONIO GAMONEDA


martes, 4 de septiembre de 2012

Un poema de Giacomo Leopardi



EL INFINITO  (CANTO XII)

Amé siempre esta colina,
y el cerco que me impide ver
más allá del horizonte.
Mirando a lo lejos los espacios ilimitados,
los sobrehumanos silencios y su profunda quietud,
me encuentro con mis pensamientos,
y mi corazón no se asusta.
Escucho los silbidos del viento sobre los campos,
y en medio del infinito silencio tanteo mi voz:
me subyuga lo eterno, las estaciones muertas,
la realidad presente y todos sus sonidos.
Así, a través de esta inmensidad se ahoga mi pensamiento:
y naufrago dulcemente en este mar.

GIACOMO LEOPARDI
Versión de Carlos López S.


lunes, 3 de septiembre de 2012

Un poema de Vicente Gallego

SEPTIEMBRE 2

Es ahora la vida
esta extraña y frecuente sensación
de sopor y distancia,
y es también una luz que vela el mundo:
salir del caserón tras la comida,
recorrer bajo el sol la carretera
con los ojos ardientes de un verano
y sentarme en la roca frente al mar.
Abandonarme entonces
al sonido sin pausa de la tierra
mientras me vence el sueño algún instante
y me moja las sienes con su agua bendita.
Descubrir con asombro renovado
al pescador que vuelve cada tarde,
como vuelven las olas,
como vendrá la brisa con la noche.
y esperar otra vez sobre la roca,
abrumado en el centro de la vida,
a que la sombra inunde
lentamente mi sombra.

VICENTE GALLEGO