martes, 16 de enero de 2018

Un poema de "El oficio del hombre que respira" de Francisco Caro

EL VIAJE SIN EXCUSA

Porque vivir es esto,
un viaje sin excusa,
un reto de distancias, nunca quise
ser transeúnte roto en sus caminos.

Sabedor de sus túneles y alfombras,
de sus bifurcaciones,
de sus tretas gordianas, de que nunca decreta
cárcel para los buitres ni da salvoconductos,
hice largo el trayecto, pero rumor mis pasos.

De cada recorrido guardo
el polvo de la marcha,
el sol con que se guían los audaces
y la plata encendida de las cumbres,
no recelo
de veranos con nieve,
de crepúsculos pálidos,
de posadas con voces clandestinas, sigo
poniendo nombres
al fracaso de algún ayer intruso,
a las aves y encinas que me cruzan,
a los patios del sueño,
y escribo, si me deja, de sus provocaciones,
de sus enemistades,
del amor junto a los acantilados.

Aún espero a Borges
en las noches de tregua y estrelladas,
no pregunto a quien pasa,
no respondo.

FRANCISCO CARO


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